"El Reino de papel" en la sala La Usina a partir de Febrero.

19.02.2014 22:23

El Reino de Papel

es un viejo proyecto de Didascalia Teatro y Títeres que, por fín, llega a escena. Nicomedes es el abuelo protagonista de nuestra obra. Un hombre que siempre fue vital y alegre. Y al que le encantaba contar historias de un reino imaginario llamado Papelia, donde había una jungla y un castillo y un mar..., y dragones, monos, bailarines, sirenas... Todos de papel.

Pero, como le pasa a muchas personas mayores, de repente una enfermedad le impide seguir siendo como era. Y Nicomedes ya no puede hablar, y poco a poco ha ido perdiendo las ganas de hacer figuras de papel porque sus manos ya no son tan hábiles. Y se queda sentado mirando por una ventana. Pensando. Imaginando. Recordando su Reino de Papel donde continúa siendo el Rey.

EL REINO DE PAPEL no es un espectáculo de papiroflexia, si no de títeres de papel. Edna Brugat ha coordinado y colaborado en la creación de muñecos creados exclusivamente con papel que cobran vida en escena.

FRANCISCO J. DE LOS RÍOS SOBRE "EL REINO DE PAPEL"

Nuestro grupo lleva varios años trabajando en escuelas infantiles y conociendo de primera mano las inquietudes y requerimientos de los bebés a la hora de escuchar y atender a una historia.

Y digo bien: escuchar y atender. Porque los bebés están cada vez más acostumbrados a este tipo de actividades y están desarrollando un juicio crítico hacia los espectáculos que se les ofrece. Esto hace que nuestro trabajo sea, cada vez, más dificil y más apasionante.

Lo que ocurre es que no suele coincidir el criterio de los bebés con el criterio de sus padres. Muchas veces nos encontramos con la situación de que, como el bebé no se mueve durante la media hora que suelen durar las funciones, piensan que su bebé se ha aburrido. O que como no da palmas, o no se ríe, o no interviene como los otros niños, su bebé no se divierte.

Olvidamos la principal cualidad de los bebés: su brutal sinceridad. Su manera única de participar en todos los rituales sociales que les imponemos con su particular forma de entenderlo, sin "contaminación" exterior. Aplauden porque y cuando quieren, se ríen porque sienten que es el momento, y no necesitan demostrar a los demás su satisfacción. Pero sí su enfado.

Por eso hemos tardado un poco más de lo deseado en sacar adelante este proyecto. Porque queríamos que no solo fuera útil para los bebés (para nosotros el entretenimiento didáctico es fundamental) si no que también fuera entretenido para los adultos que traen a sus bebés al teatro.

Ya lo hicimos así con La Eterna Soñadora o con Hadas. Y a ese público nos dirijimos. A un público capaz de emocionarse con una historia sencilla, que siente el cariño con el que desarrollamos nuestro trabajo, que sabe apreciar y valora el esfuerzo por incorporar la llamada "educación en valores" con la habilidad para ofrecerla de un modo divertido.

Nosotros pensamos que la familia es muy importante para un correcto crecimiento emocional de los niños. Por eso, en nuestras obras tratamos de incorporar elementos facilmente reconocibles por los niños como personajes familiares.

La Eterna Soñadora es claramente una madre que busca a su hijo (el Niño de Lluvia) para acostarlo; pero crea un universo mágico para que tener que ir a la cama sea algo memorable.

En Hadas, por ejemplo, utilizábamos el clásico cuento de Gingerbread Man para explicar que la familia se reúne en torno a la mesa el día de Navidad para celebrar que están todos juntos.

En nuestra versión de El Tragasueños, no hablamos sólo de un Rey en busca de la criatura que devora pesadillas; hablamos sobre todo de un padre que no sabe cómo ayudar a su hija y que es capaz de ir al fin del mundo, de conseguir lo imposible, para que su hija vuelva a confiar en él y deje de tener pesadillas.

En EL REINO DE PAPEL, los homenajeados son los abuelos y abuelas "entrañables". Los que se recuerdan durante toda la vida con una sonrisa en los labios y un enorme agradecimiento en el corazón.